En Casino Royale vimos como a Daniel Craig le implantaban un dispositivo bajo la piel para seguirle en su persecución del villano de turno. No era ficción cinematográfica. El otro día asistí a una clase sobre comercio electrónico en la que se ahondó en la tecnología wireless utilizada con fines comerciales. Junto al uso del Bluethooth y las redes Wi-Fi -Wireless Fidelity-, descubrí las múltiples posibilidades comerciales y de otra índole que ofrecen las tarjetas RFID, también llamados tags o transpondedores.
Los RFID son códigos de barras inteligentes que por medio de la radio frecuencia pueden comunicarse con otros dispositivos en la misma red, dentro de un radio de 30 metros de distancia. De tal modo, se transmite la identidad del objeto sin necesidad de estar en contacto físico o visual directo.
La tecnología RFID está presente desde hace tiempo en nuestras vidas. Se utiliza en bibliotecas para el seguimiento de libros, en operaciones de logística… Pero lo que nos ocupa aquí…¿Cuál es su utilidad a la hora de crear experiencias con los clientes?…
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